Nuestra vida cotidiana está llena de anécdotas y acontecimientos que de una u otra forma definen nuestra personalidad. Cuando reflexionamos sobre esas anécdotas y esos acontecimientos, y les damos una aplicación objetiva, entonces le damos crédito a nuestras experiencias.
Muchas de las cartas del apóstol Pablo fundamentan sus enseñanzas en sus propias experiencias. Grandes oradores atreves de toda la historia han inspirado a multitudes por medio a la reflexión de sus experiencias vividas.
Aunque Jesús no escribió directamente sus experiencias, las dejo plasmadas en el corazón de sus apóstoles y discípulos, quienes escribieron dando testimonio del más grande ministerio de redención en la historia del ser humano.
Las reflexiones en esta sección buscan dar nuevos testimonios de la palabra viva de Dios en nuestras vidas.
Lo que Dios Rescató
De lo imperfecto a lo necesario de acuerdo a su voluntad
Por Angel Guzman
RAHAB
Desde que el mundo es mundo, como dice la expresión, muchas “profesiones” nunca han sido bien vistas, y las personas que las practican siempre han sido socialmente rechazadas.
Entre estas “profesiones” encontramos las más controversial de todas: la prostitución. Las personas que practican este oficio, además de ser rechazadas, también son marginadas, y hasta abusadas, por aquellos que se consideran moralmente “correctos”
La palabra de nuestro Dios, el Dios de Abraham, de Isaac, y de Jacob, también es agresiva, si es que así se puede decir, con respecto a la prostitución, pues hace advertencias sobre no practicarlo (hacerse prostituto/a), ni hacer uso de tal acto (estar con prostituto/a) como se indica en los siguientes versículos:
1. Levíticos 18:22 "No te acostarás con un hombre como uno se acuesta con una mujer. Eso es una abominación. (RVA)
2. Levíticos 19:29" ’No profanarás a tu hija, haciendo que ella se prostituya, para que no se prostituya la tierra y se llene de maldad. (RVA)
3. Deuteronomio. 23:17–18 "No habrá prostituta sagrada entre las hijas de Israel, ni prostituto sagrado entre los hijos de Israel. No traerás a la casa de Jehovah tu Dios, por ningún voto, el salario de una prostituta ni el salario de un prostituto, porque ambos son una abominación a Jehovah tu Dios. (RVA)
No obstante, en el libro de Josué encontramos una prostituta (así está ella identificada) con un destino muy poco común en el entorno de este “oficio”, y bastante peculiar en el contexto de la historia del pueblo de nuestro Dios.
En el capítulo 2 del libro de Josué se narra la incursión de dos espías enviados por Josué con la tarea de evaluar las condiciones de Jericó, previo a la conquista de estas tierras. Estos dos espías, de los cuales no se dan nombres, en su misión deben buscar refugio y lo encuentran en un lugar poco convencional: la casa de una prostituta llamada Rahab, la que los protege de los soldados del rey y les ayuda a escapar de la ciudad, pero con una condición muy comprometedora para los espías: que ella y toda su familia sean salvas del eminente ataque de los Israelitas hacia los residentes de Jericó. Los espías le prometen que así lo harían al momento del ataque. En el cap. 6 versículo 25 encontramos esta promesa cumplida, y Rahab pasa a ser parte del pueblo de nuestro Dios al hacerse esposa de Salmon, de quienes nace Booz, y en la continuación de esta genealogía llegamos al nacimiento de nuestro redentor Jesús; el Mesía. Los eventos a rededor de Rahab nos permiten comprobar la inmensa misericordia de nuestro Dios al rescatar para tan extraordinario propósito a alguien que era considerada menos que ordinaria.
Después de la mención en el libro de Josué, Rahab no es mencionada más en ninguno de los libros que componen el Antiguo Testamento. Pero si la encontramos en tres menciones sumamente importantes en tres libros del Nuevo Testamento:
1. Mateo 1:5 – La genealogía de Jesús - …y Salmón engendró de Rahab a Booz, y Booz engendró de Rut a Obed, y Obed engendró a Isaí, … (BTX)
2. Hebreos 11:31 – Salva su vida por su fe - Por fe Rahab, la ramera, no pereció junto con los que no creyeron, pues acogió a los espías en paz. (BTX)
3. Santiago 2:25 – Justificada por su obra - Y asimismo también la ramera Rahab, ¿no fue justificada por obras cuando hospedó a los mensajeros y los envió por otro camino? (BTX)
Estas menciones hacen reconocimiento a la gran misericordia de nuestro Dios para con los propósitos con su pueblo. Lo que para nuestros ojos parezca un hierro rustico e inútil lanzado al olvido, para sus ojos somos metal valioso, y Él puede rescatarnos y transformarnos en herramientas finas y útiles en sus manos, sin importar que otros, o nosotros mismos, nos consideren menospreciados e inmerecedores de su Gracia.
A los dos hombres que Josué envió a Jarico Rahab pidió salvación pues ella sabía que venían representando a un Dios poderoso. Nuestro Dios escucha y acude a nosotros cuando expresamos con fe nuestro sincero clamor por redención. El Salmo 51:17 nos lo enseña: Para ti, la mejor ofrenda es la humildad. Tú, mi Dios, no desprecias a quien con sinceridad se humilla y se arrepiente. (TLA)
Que nuestro Dios creador de todo cuanto es, encuentre gracia en ti.
Bendiciones.
Por Andy Matos y Angel Guzmán
Desde tiempos muy antiguos la humanidad se ha hecho la “incontestable” pregunta ¿Para que existo?. También desde entonces se han escuchado muchas respuestas muy diferentes entre si, y cada respuesta siempre sujeta a la opinión individual de quien la emita.
En el mundo secular los diálogos sobre el propósito de nuestra existencia se extienden por largas horas de debates poco edificantes. En el mundo religioso los debates son menos filosóficos, y con mucho menos variedad de opiniones, pero débiles en convencimiento.
Los que buscamos el propósito de nuestras vidas en el Dios de Abraham, de Isaac, y de Jacob; contamos con su Santa Palabra y con ella nos guía a ejecutar esos propósitos con certeza y convicción.
Como creyentes en un Dios soberano, creador de todo cuanto es, debemos tener grabado en nuestros corazones que en su voluntad Él tiene un propósito para cada persona, y es su deseo que lo conozcamos. Pero si uno no pone interés en buscar ese propósito de Dios para nuestras vidas, no vamos a llega a conocerlo, y por ende tampoco llegaremos a ejecutar lo que Dios quiere hacer a través de nosotros como individuos.
Como humanos, en ocasiones nos turbamos porque creemos que no estamos preparados, y no tenemos la inteligencia necesaria para hacer lo que Dios quiere realizar a través de nosotros. El Espíritu Santo nos revela por medio de la carta de Pablo a los Efesios lo siguiente: “…que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra. En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad,…”[1] (Efesios 1:8-11)
Anteriormente mencioné que los argumentos en cuanto a nuestros propósitos en los campos religiosos son débiles, esta debilidad radica en lo que se entienda como “propósito”. Miremos lo que dice el Diccionario de Teología:
“La palabra española «propósito» es la traducción de una amplia variedad de palabras hebreas y griegas usadas en las Escrituras. Con frecuencia, solamente el contexto sirve para señalar el elemento de propósito (por ejemplo, la palabra ʾāmar en 1 R. 5:5 y 2 Cr. 28:10, «haber determinado» en RV60). La palabra podría referirse primariamente a una meta establecida por decisión, o concebida como deseable (Jue. 5:16; 2 R. 12:17; Ro. 1:13; 2 Ti. 3:10); o podría referirse al acto mental por el cual se elige esta meta o se decreta (Dn. 1:8; Hch. 11:23; Lm. 2:8 «determinó»)”.[2]
Definiciones como esta han dado espacio a interpretaciones que dejan al creyente en un mar de dudas y preguntándose si en verdad estamos ejerciendo el propósito de nuestro Dios en nuestras vidas. Esta es una pregunta que puede ser simple o compleja. La simpleza o complejidad depende de lo que entandamos como “Propósito de nuestro Dios”.
Si yo creo que mi profesión, o mi ministerio, o mi condición social está sujeta únicamente la decisión de mi Dios de acuerdo a un propósito no revelado, entonces estoy en una situación difícil, como dando pasos a ciegas.
En cambio, si lo que hago profesionalmente, o en mi ministerio, o en mi condición social es producto de mi esfuerzo en obediencia a mi Dios, y le honran y le son de agrado, en este sentido sí estoy ejerciendo Su propósito.
A través de toda la palabra de nuestro Dios encontramos descrito el propósito de la creación del ser humano:
- Obedecerle
- Honrarle
- Agradarle
Si estos tres elementos se manifiestan en todos nuestros hechos, entonces estamos actuando bajo el propósito de nuestro Creador, y por consiguiente estamos ejerciendo su voluntad.
Analicemos cada uno de estos elemento.
Obedecerle. En palabras simples: no pecar en lo que estamos realizando. La Palabra de nuestro Creador nos ilustra en todo lo que es pecado, y nos enseña como evitar el pecado, desde las intenciones en nuestro corazón, hasta el proceso para alcanzar nuestro objetivo.
Desde la creación del hombre Nuestro Padre celestial nos ha dado ordenanzas que al obedecerlas mantienen el enlace entre el Creador y lo creado. A través de la historia del la humanidad Nuestro Dios nos ha provisto de numerosas guías y mandamientos para que llevemos una vida armoniosa con Él. También nos advierte sobre las consecuencias de no obedecerle.
Honrarle. El diccionario general de la lengua española Vox define honra de la siguiente manera: “Respeto y buena opinión que se tiene de las cualidades morales y de la dignidad de una persona”. El Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado define honra de esta manera: “Consideración (reconocimiento del valor) de otra persona (Hechos 28:10). El honor de Dios es parte de su gloria. Honrar a Dios significa: Reconocer el poder y la gloria de Dios (Josué 7:19; 1 Cr. 16:28; Juan 9:24; Hechos. 12:23)”[3] Este respeto y este reconocimiento no son solo de palabra, sino de igual manera como se le ama: “Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas”.[4] (Deuteronomio 6:5)
Agradarle. ¿Como saber si lo que estoy haciendo le es agradable a mi Dios? Los dos elementos anteriores determinan dos tercio de la respuesta, el otro tercio radica en nuestro corazón; en la intención de lo que estoy haciendo, que reside en mi corazón. Por medio al profeta Jeremías nuestro Dios nos advierte que Él conoce lo que ya hemos depositado en nuestro corazón: "Engañoso es el corazón, más que todas las cosas, y sin remedio. ¿Quién lo conocerá? Yo, Jehovah, escudriño el corazón y examino la conciencia, para dar a cada hombre según su camino y según el fruto de sus obras."[5] (Jeremías 17:9-10) [Es importante señalar que el versículo 9 de esta cita hace referencia al corazón del idolatra, y no al corazón del creyente fiel en general, pues de ser así esto contradice el proceso de crecimiento y madurez espiritual que debemos alcanzar como hijos del Creador, y el mandamiento de amarle con todo nuestro corazón. Lo he incluido para mantener el contexto del mensaje.]
Como podemos ver en los versículos arriba citados nuestro Padre celestial conoce las intenciones de nuestro corazón desde el momento en que las plantamos.
En el libro de Génesis capitulo 4 versículo 5 leemos: “…pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante.”[6] En la narrativa de las ofrendas presentadas por Abel y Caín, nuestro Creador vio la intención en el corazón de este último y no le fue de agrado. Caín llevó ofrenda de lo que producía al igual que lo hizo Abel, la diferencia la estableció la intención del corazón en cada cual.
Es oportuno recordar que además de la presencia de nuestro Creador en nuestras vidas, así también esta la presencia del enemigo en las cosas del mundo que nos rodean y debemos tener claro que la oposición del enemigo es real, y cada vez que un hijo de Dios se propone, o decide hacer la voluntad de Dios; ejercer el propósito para el cual fue creado, la batalla se torna dura y feroz, porque el enemigo enseguida enfila sus cañones y ataca insistentemente. Por lo tanto conviene estar consciente de lo siguiente:
1. Todo lo que es bueno y perfecto desciende a nosotros de parte de Dios nuestro Padre, quien creó todas las luces de los cielos[7]. (Santiago 1:17)
2. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.[8] (Romanos 12:2)
3. Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.[9](Romanos 8:28)
Cuando creemos que lo que ejercemos en nuestras vidas fue ya determinado por nuestro Dios desde antes de la creación, estamos abandonando toda responsabilidad sobre nuestros hechos, ya sea bien ejecutado o no, y por consiguiente rechazamos el privilegio del libre albedrío. En este sentido nuestras decisiones no son nuestras decisiones, pues ya nuestro Dios decidió por nosotros.
En cambio, si creemos y hacemos conciencia de que somos dueños de nuestras decisiones, y que sobre nuestros hombros reposa la responsabilidad de obedecer, honrar, y agradar a nuestro Creador, entonces, y solo entonces, estaremos ejerciendo su propósito y nuestro libre albedrío en armonía.
En el evangelio de Juan (14:13-15, 15:16-23) Jesús nos da pautas para presentar peticiones a nuestro Padre, y Él recalca que debemos hacerlo en su nombre. Nos instruye a seguir instrucciones; a obedecer. Porque es al Padre a quien le presentamos nuestras peticiones, reconocemos su grandeza, y por ende le damos honra. Y es por la sinceridad y buena intención de nuestro corazón que nuestra petición le debe ser agradable.
Sin lugar a dudas el propósito de nuestro Creador para nuestras vidas (obedecerle, honrarle y agradarle) fueron establecidas desde antes de la creación. Y al crearnos nos dotó con la capacidad de tomar decisiones que cumplan con sus propósitos.
Queremos, para concluir, presentar algunas sugerencias para armonizar nuestras vidas con el gran propósito de nuestro Creado.
1- Orar. Como se trata del Propósito Dios en su voluntad Voluntad, debemos buscar las instrucciones directamente en Él. La mejor forma de escuchar a alguien que te dará instrucciones es estar cerca de Él y prestarle atención a lo que te va a comunicar. Búscale en oración, háblale, y ponte atento para escucharle. “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.”[10] (Jeremías 33:3). Si te sientes débil en tus oraciones recuerda que en los momentos de debilidad el Espíritu Santo nos ayuda a orar de la manera correcta: en espíritu, con gemidos de corazón que Dios entiende.
2- Leer la Biblia. Como devocional diario. Es recomendable una guía de lectura primero, y seguir las referencias que te señale. Luego poner en nuestro corazón leerla completa des el Antiguo hasta el Nuevo Testamento. “Hijo mío, guarda mis palabras y atesora mis mandamientos dentro de ti. Guarda mis mandamientos y vivirás; guarda mi enseñanza como a la niña de tus ojos. Átalos a tus dedos; escríbelos en la tabla de tu corazón.” [11] (Proverbios 7:1-3)
3- Ser obediente: No hacer nada contrario a la información que vamos aprendiendo, porque con desobediencia nos antepones a lo que Dios nos está revelando. “Por él recibimos la gracia y el apostolado para la obediencia de la fe a favor de su nombre en todas las naciones…”[12] (Romanos 1:5)
4- Conocernos: Observar las inclinaciones a nuestras habilidades y destrezas, ya sean estudiadas o desarrolladas a través de trabajos y experiencias acumuladas. Asegurarnos que estas inclinaciones no sean motivadas por fama y ganancia monetaria, sino que estén en armonía con los asuntos de Dios.
5- Estar atento: Prestemos atención y estemos pendientes a las confirmaciones y las respuestas del Señor en nuestra búsqueda. “Hijo mío, presta atención a lo que te digo. Escucha atentamente mis palabras. No las pierdas de vista. Déjalas llegar hasta lo profundo de tu corazón, pues traen vida a quienes las encuentran y dan salud a todo el cuerpo.”[13] (Proverbios 4:20-22)
6- Agradecimiento: Mostremos un corazón agradecido en todo momento. Que nuestras oraciones comiencen con acción de gracia por lo que hemos recibido y por las demás cosas que esperamos del Señor como nos enseña Su Palabra: “Regocíjense en el Señor siempre. Otra vez lo diré: ¡Regocíjense! La bondad de ustedes sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús.[14] (Filipenses 4:4-7)
Que el amor y la paz que nuestro Creador provee sea siempre con nosotros. En el nombre de nuestro redentor Yeshua El Mesías.
Amen.
[1] Reina Valera Revisada (1960). (1998). (Ef 1.8–11). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
[2] Kantzer, K. S. (2006). PROPÓSITO. En E. F. Harrison, G. W. Bromiley, & C. F. H. Henry (Eds.), Diccionario de Teología (p. 496). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.
[3] Ventura, S. V. (1985). En Nuevo diccionario bíblico ilustrado (pp. 506–507). TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE.
[4] Reina Valera Revisada (1960). (1998). (Dt 6.5). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
[5] Santa Biblia : Reina-Valera Actualizad. (1989). (electronic ed. of the 1989 editio, Jr 17.9–10). El Paso: Baptist Spanish Publishing House.
[6] Reina Valera Revisada (1960). (1998). (Gn 4.5–6). Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.
[7] Nueva Traducción Viviente. (2009). (Stg 1.17). Carol Stream, IL: Tyndale House Publishers, Inc.
[8] Reina Valera Revisada (1960). (1998). (Ro 12.2). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
[9] Reina Valera Revisada (1960). (1998). (Ro 8.28–29). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
[10] Reina Valera Revisada (1960). (1998). (Jr 33.3). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
[11] Santa Biblia: Reina-Valera Actualizada. (1989). (electronic ed. of the 1989 edition, Pr 7.1–3). El Paso: Baptist Spanish Publishing House.
[12] Santa Biblia : Reina-Valera Actualizada. (1989). (electronic ed. of the 1989 edition, Ro 1.5). El Paso: Baptist Spanish Publishing House.
[13] Nueva Traducción Viviente. (2009). (Pr 4.20–22). Carol Stream, IL: Tyndale House Publishers, Inc.
[14] Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy. (2005). (Flp 4.4–7). La Habra: The Lockman Foundation.